MENDEL, el señor de los guisantes - Sergi Aguilar
Mendel no hacía más que poner verdes a los monjes de su monasterio.
Pero no de un verde cualquiera: ¡era un verde guisante!
En su huerto ya no cabía ni media lechuga... ¡Sólo guisantes!
Los pobres monjes los tenían que mojar en la leche del desayuno, comer,
merendar y cenar. Así fue cómo, después de cultivarlos a toneladas, Mendel
terminó ganándose la confianza de los guisantes... y éstos le susurraron al
oído uno de los secretos mejor guardados de la naturaleza.